Más vale tarde que nunca...
Amsterdam: En la capital holandesa, en el "dique sobre el Amstel", estuve cuatro días. Recuerdo que al llegar lo primero que me impresionó fue el transporte.
Primero, porque apenas unos segundos tras el aterrizaje en el aeropuerto de Schiphol, por la ventana izquierda del avión se veía una larga carretera con cientos de autos... y nosotros en el avión pasábamos justo por encima de ellos... como si fuera el metro, así, con toda naturalidad.
Luego, ya en el interior del aeropuerto me di cuenta de que en Amsterdam te puedes mover en tranvía, metro, tren, bus, taxi... y lo mejor: bicicleta.
El último día, en el que me llegó un sol espectacular de regalo de cumpleaños, arrendamos una y fue una experiencia espectacular.
La ciudad es bella, bella y parece ser un gran set de una película de Hollywood. Otro cuento es el frío, que cuando llegamos nos azotó con fuerza, tanto así, que a pesar de estar utilizando mis recién comprados guantes de polar igual sentía cierta ingrata sensación en mis dedos.
Brujas fue otro cuento. Brugge, en realidad. Fui el sábado 9 y la recorrí caminando y en bote. Es sencillamente espectacular... aunque debo decir que como iba con las expectativas tan altas (por lo que había leído y me habían contado) no la encontré tan, tan impresionante. Pero valió la pena... de todas maneras. Valió la pena lo que gasté por ir y todo lo que me perdí caminando de un lado a otro.
En fin... ya tendré más tiempo para contar más. Ahora parto a otra gran aventura: Praga, Budapest, Viena y Paris (con año nuevo en los Champs Elysees).
Felices fiestas a todos!