Y por qué no: Segoviando!
El pasado domingo fui a la capital de Castilla y León, Segovia, ciudad donde la mismísma Isabel (la Católica) fue proclamada reina (de Castilla).
El poblado de poco menos de 60 mil habitantes es famoso (y visita obligada de todo turista en España) principalmente por el acueducto romano que lo adorna; el Alcazar (Castillo); sus murallas; la Catedral gótica... y por el sabroso cochinillo (carne de lechón) que llena los estómagos de locales y visitantes.
Todo lo conocí (y probé). Me saqué la inevitable foto con el acueducto; subí los infartantes 109 escalones de la torre superior del castillo; recorrí las murallas; entré a la Catedral; y comí el famoso cochinillo (aunque por el menú haya tenido que pagar el plato de porotos (judiones) mas más caro de mi vida) en un restorán local llamado el Figón de los Comuneros.
En el viaje me acompañó mi compañera de master Evelia, procedente de Morelia, Michoacán, México. Comenzamos la travesía a las 7:20 am cuando nos juntamos en el metro Gran Vía (el del lado de mi casa). Llegamos de vuelta casi doce horas después, con 40 euros per cápita menos en los bolsillos y con un cansancio que, al menos a mí, me causó que cayera instantáneamente en mi cama y despertara recién el lunes, ya con la misión de ir a trabajar.
PD: Gracias a Miguel, er niño segoviano, por llevarnos al acueducto...
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El poblado de poco menos de 60 mil habitantes es famoso (y visita obligada de todo turista en España) principalmente por el acueducto romano que lo adorna; el Alcazar (Castillo); sus murallas; la Catedral gótica... y por el sabroso cochinillo (carne de lechón) que llena los estómagos de locales y visitantes.
Todo lo conocí (y probé). Me saqué la inevitable foto con el acueducto; subí los infartantes 109 escalones de la torre superior del castillo; recorrí las murallas; entré a la Catedral; y comí el famoso cochinillo (aunque por el menú haya tenido que pagar el plato de porotos (judiones) mas más caro de mi vida) en un restorán local llamado el Figón de los Comuneros.
En el viaje me acompañó mi compañera de master Evelia, procedente de Morelia, Michoacán, México. Comenzamos la travesía a las 7:20 am cuando nos juntamos en el metro Gran Vía (el del lado de mi casa). Llegamos de vuelta casi doce horas después, con 40 euros per cápita menos en los bolsillos y con un cansancio que, al menos a mí, me causó que cayera instantáneamente en mi cama y despertara recién el lunes, ya con la misión de ir a trabajar.
PD: Gracias a Miguel, er niño segoviano, por llevarnos al acueducto...
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