Crónicas megecianas V
El domingo hubo elecciones "municipales" y "autonómicas" en toda España. Ni las sentí. De hecho una compañera de piso ese mismo día me preguntó a eso de las 19 de la tarde: ¿Cuándo son las elecciones? Me quedé pensando un segundo... "mmm... hoy... ¡hoy!", le dije.
Como acá no veo TV (porque deja mucho que desear y además porque ahora con internet puedo ver lo que quiero cuando quiero) no me enteré.
Más encima, por acá en la Gran Vía se vivía el mismo clima de todos los días, es decir, reinaba el turismo y, por ende, ese eterno ambiente de "show sin contingencia".
Calma total y ejemplar con voto voluntario. A mi juicio, bastante abstención.
En fin, hoy ya se habla de resultados. La situación política es bastante parecida a la de Chile, claro que en vez de grandes coaliciones, acá hay dos grandes partidos: Populares y Socialistas.
Sin embargo, ahora voy a ir a lo que realmente quería poner en este post. Y es que los medios españoles hablan tanto de los resultados desde el punto de vista político y siguen hablando de los problemas de los gobiernos y las autonomías (por ejemplo, por todo el tema ETA temen que se cree un ambiente separatista en Navarra).
Siento que esto ya no le debería preocupar a España. La mayoría de los españoles se preocupa de esto, porque es de lo que hablan los políticos y, por consiguiente, los medios. Son las minorías influyentes.
Siento que en realidad el gran tema que debería estar en boca de todos en este maravilloso país es el de la inmigración, porque, al menos, si yo fuera un español común y corriente, sería lo que más me afectaría directamente.
España se está transformando en una nación cada vez más diversa, multicultural, que a largo plazo de seguro dejará en un segundo plano el tema de las autonomías, como escuchaba decir a un erúdito en una charla el segundo día que pisé la península.
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